Según se informó, en marzo de 2015, una ballena con 20 kilos de plástico en el
estómago fue encontrada muerta en la costa holandesa de Helling., la mayor
parte del material encontrado procedía de las cubiertas de plástico que se usan en los invernaderos de los Países Bajos
para cultivar tomates. El animal pesaba 50 toneladas y medía unos 14 metros de
largo. Durante la autopsia que se le practicó, se encontraron en su organismo
59 piezas de plástico que pesaban unos 20 kilos. El caso es similar otro hallazgo registrado este mismo mes en las
costas andaluzas, cuando también una ballena fue encontrada muerta a raíz de la
ingesta de plásticos de los invernaderos de Almería y Granada. Crédito: Ecología verde
En
los últimos 500 millones de años, la vida en la Tierra ha sido prácticamente aniquilada
cinco veces, por situaciones tales como: Movimientos Geológicos internos,
Grandes Glaciaciones, Impacto de un asteroide
o erupción volcánica que afectó el nivel de los mares, Volcanismo, y el
impacto desde el espacio de una roca estrellada en el Golfo de México hace 65
millones de años, que borró a los dinosaurios y un montón de otras especies.
Estos eventos se conocen como las cinco grandes extinciones en masa y en la
actualidad, los signos sugieren que estamos en el umbral de una sexta
extinción.
En la
actualidad, un grupo de científicos, entre los cuales se encuentra Paul
Ehrlich, profesor de Estudios de la Población en Biología y miembro Senior del
Instituto Woods para el Medio Ambiente de Stanford, en los Estados Unidos, que
de acuerdo a los últimos estudios realizados, llegaron a la conclusión que nuestro planeta está entrando en la sexta extinción masiva, la cual amenaza la existencia de los seres humanos. Se
estima que el planeta perderá en un lapso de tres generaciones, muchos de los
beneficios obtenidos por la biodiversidad; “Estamos
cortando la rama sobre la que estamos sentados”, señala el profesor Ehrlich. Lamentablemente, los seres humanos
son los principales responsables que la nueva extinción se acelere más y más.
Hay
situaciones que se están desarrollando y que los seres humanos no le dan
importancia; es el caso de lo ocurrido en las costas de Helling en Holanda,
donde se encontró una ballena muerta de 50 toneladas de peso y 14 metros de
largo y que en su estómago, tenía 20
kilos de plástico que en su mayoría correspondían a cubiertas plásticas usadas
en los invernaderos de los Países Bajos para cultivar tomates que luego son
vendidos en los mercados europeos. No es la primera y única ballena encontrada
muerta, poco tiempo antes otra ballena muerta había sido encontrada en las
costas de Andalucía, España, que en su estómago contenía plásticos de los
invernaderos de Almería y Granada.
A lo
anterior, hay que agregar que para muchos expertos, el problema medio ambiental
derivado del calentamiento climático es preocupante, pero lo supera la
degradación de los océanos.
De acuerdo con un informe publicado en la
revista Science pone de manifiesto que una tercera parte de los arrecifes de coral están en peligro de extinción. En el año 2004, un estudio científico
realizado por el Earth Policy Institute, alertó como la más severa de los
últimos 50 años, que podría acabar con
un 15% de las especies animales y un 37% de las plantas del planeta para el año
2050. Los investigadores dicen que el cambio climático, la urbanización en las
zonas costeras, la sobre pesca y la contaminación de las aguas, son las
principales amenazas. Es el primer estudio que evalúa los riesgos de la
extinción de todas las especies que producen los arrecifes coralinos; las
perspectivas son sombrías en vista del calentamiento global.
El
fenómeno de El Niño en 1997 y 1998 incrementó la temperatura de las aguas lo
suficiente para eliminar aproximadamente el 16% de los arrecifes de coral del mundo. Al calentarse las aguas, los
pólipos coralinos expulsan los organismos que viven en una relación simbiótica
con el coral, los cuales pierden el color y los arrecifes al desteñirse,
empiezan a morir por la falta de nutrientes.
La
intención humana de comprometerse en colaborar en el reciclaje de su
basura, mayormente sólo son buenas intenciones, botar plásticos y
demás residuos se mantiene a todo nivel,
incrementando la contaminación de los mares, “actividad que está creciendo de una manera alarmante”.
El
reciclado de los artículos de plástico (bolsas y demás artículos) es muy
complejo. Su mayor problema radica en la dificultad en automatizar la
ordenación de los residuos, algo que resulta
extremadamente laborioso, por cuanto la basura plástica solo se puede
reciclar o rehusar. Se estima que una bolsa plástica necesita miles de años
para descomponerse. Se estima que desde el año 1950 del pasado siglo XX han
sido descartadas mil millones de
toneladas de plástico, plástico que podría mantenerse intacto durante cientos o
miles de años según donde se encuentre.
Se
conoce que la tasa media de diversas especies en extinción, es al menos 100
veces más alta que la que los paleontólogos consideran como “normal”; Esta
cifra sale del trabajo de Elizabeth Kolbert (que le valió un
Pulitzer) y que fue planteado en su libro “La Sexta Extinción”.
El
trabajo de Kolbert ha marcado un antes y después de como la comunidad
científica y política percibe el problema por irse al lado opuesto de los estudios anteriores, que “es extremadamente conservador”. Dicho
de otro modo, la estimación de esa tasa de extinción, probablemente sea mucho
más baja. Las especies desaparecidas en
los últimos 100 años, en otras condiciones habrían tardado entre 1 a 10
milenios en desaparecer.
Los
seres humanos ¿por qué son responsables?
La
culpa de los seres humanos es incuestionable, por cuanto, los principales cambios implicados son el
cambio climático, la deforestación, la alteración del equilibrio de los océanos
y de la agricultura. Como ejemplo se puede nombrar la extinción del Dodo y de la Paloma
Migratoria debido
a la caza indiscriminada. En 1871 había 136 millones de palomas, en 1885, 14 años más tarde, solo quedaban en algunos
reductos, muriendo la última en 1914 que se encontraba en cautividad en el
zoológico de Cincinatti.
Más
actualmente, tenemos otra ola de
extinciones de aves en América del Sur, varias especies de aves están entrando
en sus etapas evolutivas finales. En el noreste de Brasil es especialmente
grave, los pájaros como el Philydor Novaesi, el Pernambuco, el Luchucita, el
Cryptic Treehunter están desapareciendo, situación que presagia un punto de
inflexión en una crisis mundial de la biodiversidad.
Las extinciones
de aves no son nada nuevo. La actividad humana ha borrado ya más de mil especies. Pero
la gran mayoría de ellas se produjo en las islas oceánicas. Hoy en día, a
pesar de que permanecen las especies insulares, estas están desproporcionadamente
amenazadas; estamos asistiendo a un cambio histórico hacia
la puesta en peligro de las especies de aves continentales. El philydor
novaesi, fue visto por última vez en 2011. Esta nueva ola de amenazas, impulsada
principalmente por la pérdida del hábitat, es muy preocupante porque los
bosques de América del Sur son el hogar de una concentración de la diversidad
de aves, sin embargo, las estrategias de conservación son todavía un trabajo en
progreso.
El problema con los
trópicos
Para apreciar la importancia de las extinciones
inminentes de hoy en día en los trópicos, hay que viajar al norte de los
grandes bosques de hoja caduca del este de los Estados Unidos, los cuales están
siendo perseguidos por los fantasmas de las extinciones del pasado; se han
perdido aparentemente para siempre, las nubes de palomas migratorias que
oscurecían el Sol, los estridentes grupos de periquitos en Carolina y la
monótona canción de la curruca de Bachman. La culpa de estas cuatro extinciones
se han establecido firmemente debido a la deforestación histórica.
Según la International Union of Conservation of
Nature de 77.430 especies que se encuentran en peligro de extinción, 22.784
están seriamente amenazadas debido a
cambios en el hábitat de la especie en cuestión. De seguir este ritmo, los
primeros severos problemas, podrían comenzar antes de un par de generaciones.
El principal ejemplo es la muerte de los
insectos, los cuales están implicados en la polinización. El caso más
representativo es el de las abejas, que
de extinguirse, la alimentación de los humanos y de otras especies, llegaría a
su fin, por cuanto el principal punto es la relación directa entre una acción y
sus fatales consecuencias para la humanidad, debido que repercute de varias
maneras distintas en las especies, que muchas veces están entrelazadas,
provocando que las masivas extinciones a menudo se produzcan por una simple
reacción en cadena.
Y ¿los humanos serán víctimas de una extinción provocada por ellos mismos? De ser así ¿Sobrevivirán? Es una pregunta compleja
pero parece que sí, debido en parte al nivel de inteligencia de la especie y su
capacidad de adaptación. La pregunta no es si podemos sobrevivir, sino si los
seres humanos merecen la pena de vivir en un mundo al que le falta el 85% de
sus especies.
Los datos obtenidos a nivel global, revelan que en los últimos decenios,
conforme los mares se van calentando, los huracanes se han vuelto más intensos,
comprobando que paulatinamente el calentamiento global atañe tanto a la ciencia
como a la política, lamentablemente, estas dos disciplinas no siempre se han
llevado bien. La ciencia llega a conclusiones tentativas y la política trata
con absolutos. La ciencia, invariablemente,
es una labor fundamental en la incertidumbre, y para los que toman
decisiones políticas, la incertidumbre es una justificación para no hacer nada
(o para exigir que se hagan más comisiones para hacer los estudios).
Así que
es posible que a partir de ahora, los
seres humanos podrían en realidad, nunca vivir en un mundo que no está en un
estado de recuperación de una gran extinción, si no es que esta al medio de una. Recordemos que la
especie humana sólo está hace 200.000 años, una ínfima parte de los millones de
años de la Tierra, la cuestión es si estaremos o seremos víctimas de nuestros
propios medios de extinción y no sea la misma especie que esté en el momento
que el planeta se halla recuperado.
En
resumen, el ser humano ha sido el primer ser vivo con una capacidad de
influencia global y determinante sobre la vida; desde las primeras bacterias
que fue el primer organismo con capacidad de fotosíntesis aparecido unos 4.000
millones de años, provocó una completa transformación en la atmósfera
terrestre, la cual se enriqueció de oxígeno, un mortal veneno para la mayoría
de los seres vivos. Solo los que lograron adaptarse sobrevivieron, entre ellos
los que dieron origen al ser humano.
El ser
humano también tiene la capacidad de influenciar globalmente, por lo tanto, de abusar
del medio natural, siendo un arma de destrucción masiva que puede extinguir la
vida, pero tiene la capacidad de pensar, a diferencia de aquellas bacterias
iniciales y puede rectificar a tiempo su
contribución al cambio climático. ¿Lo hará?
Fuente:
La Voz del Agro / es.Gizmodo (Carlos Rebato) / Wikipedia / IUCN / National
Geographic / BBC Mundo / Science / Richard Fortey / Science et al.
Leer más: Los corales en peligro de extinción
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