jueves, 20 de diciembre de 2018

ASTRÓNOMOS DESCUBREN DESDE HAWAI EL OBJETO MÁS APARTADO DEL SISTEMA SOLAR

Se trata de un planeta enano helado que se bautizó temporalmente como Farout (lejano en inglés).

 Imagen proporcionada por el Instituto Carnegie que muestra la concepción del planeta enano conocido como “Farout”. (AP)

Mil años le tomaría al planeta enano más lejano del Sistema Solar dar una vuelta al Sol.
Acaba de ser descubierto por investigadores de la Carnegie Institution of Science con la ayuda de uno de los telescopios Subaru en la cumbre del volcán Mauna Kea, en Hawai.

El objeto 2018 VG18, fue bautizado provisoriamente como Farout (lejano), aparentemente estaría cubierto de hielo. Dista unas 120 unidades astronómicas (UA) del Sol, lo que es una enorme distancia, ya que cada unidad astronómica corresponde a la distancia que separa al astro de la Tierra (cada UA =150.000.000 de km).

Hace una semana, la NASA reveló que la sonda Voyager 2 se encontraba justamente a una distancia de 120 UA luego de 41 años de viaje, lo que fue calificado como espacio interestelar. "Esto nos demuestra que en realidad hay cuerpos que están en órbita del Sol mucho más lejos", dice James Jenkis, astrónomo de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile e investigador del Centro de Astrofísica. "Hay cuerpos como Sedna, otro planeta enano, que tienen una órbita muy elíptica. Este se podría alejar hasta las 900 UA. Farout, por sus características, podría ir mucho más lejos".

De ahí que Jenkins no descarta el hallazgo futuro de objetos más apartados que Farout.

Más allá del Sistema Solar está la llamada Nube de Oort, que es una gigantesca zona donde se forman los cometas. Esta se ubica entre las 10 mil y 80 mil UA. Pero, aunque parece una enorme distancia es apenas poco más de un cuarto del camino que se debe recorrer para llegar a la estrella más cercana, Próxima Centauri, la que se localiza a 268 mil unidades astronómicas.

El hallazgo de Farout tuvo lugar en el marco de la búsqueda de un escurridizo noveno planeta que orbitaría más allá de Plutón. "Hemos estado encontrando planetas enanos con órbitas muy irregulares que no se pueden explicar por la influencia del Sol, ya que está muy lejos". Según Jenkis, debería haber otro cuerpo de grandes dimensiones que podría ser el responsable.
Ese misterioso planeta sería más grande que Plutón y tendría una órbita regular, sin la interferencia de otros cuerpos, que fue justamente lo que privó al antiguo noveno planeta de su categoría. "Sería incluso probablemente más grande que la Tierra y un poco menos que Neptuno. Creemos que puede ser una Súper Tierra, las que son muy comunes en otros sistemas planetarios".

ROBERTO MOLAR CANDANOSA/CARNEGIE INSTITUTION FOR S


Para detectar estos objetos remotos, los astrónomos emplean telescopios de gran diámetro y observan las partes del cielo donde se cree que están. Con ese fin capturan múltiples imágenes del espacio profundo en un lapso de tiempo determinado. Luego buscan puntos de luz débiles que se muevan, ya que las estrellas aparecen fijas. Y posteriormente, se hace una estimación de su trayectoria y tamaño.

Justamente el telescopio LSST, que mapeará el cielo cada cuatro días a partir de 2020 desde el valle de Elqui, podría ayudar a detectar cuerpos lejanos y, eventualmente, al misterioso noveno planeta.

El descubrimiento se hizo mientras los astrónomos buscaban el hipotético Planeta X, un enorme planeta que algunos creen orbita el Sol desde largas distancias, mucho más allá de Plutón.
Fuente: El Mercurio - Economía y Negocios Online Richard García Vida, ciencia y tecnología – 19.diciembre.2018 / El Nuevo Día

¿QUEREMOS QUE LA HUMANIDAD SEA SUSTENTABLE?



Se dice que el Planeta Tierra está en crisis, pero esto es solo una verdad a medias, la Tierra solo está experimentando cambios en su superficie, en gran parte debido a la acción humana, pero no va a desaparecer.

La verdadera crisis está en nuestra civilización, por lo tanto, en nuestra forma de vida.
En la actualidad la población de la Tierra asciende aproximadamente a 7.500.000.000 de habitantes.

Si bien la especie humana ha aumentado enormemente en cantidad de individuos, ese crecimiento por si mismo no debería ser un problema, ya que también contamos con las herramientas y conocimientos como para que toda esa población tenga una buena calidad de vida, sin necesidad de comprometer los recursos naturales para las generaciones futuras.

Tenemos los conocimientos y la tecnología para producir alimentos y energía de forma sustentable. También para utilizar y reciclar el agua potable de modo que esta no se agote.
Se podría, entonces satisfacer el consumo total de productos y servicios si este fuera ser más racional. Además, claro, para reducir, reutilizar y reciclar nuestros deshechos de forma tal que dejen de provocar un colapso ambiental en las cercanías de cada ciudad.
En definitiva, podríamos reducir drásticamente el impacto ambiental de nuestras actividades, sin que esto significara volver a la época de las cavernas, como dicen nuestros detractores, que pretendemos hacer los ecologistas.

El problema se encuentra en la forma en la que se ha desarrollado nuestra civilización, en los medios y tecnologías que se vienen utilizando y en la forma en la que se ha ido organizando. Lo que ha primado hasta ahora no es la sustentabilidad de los recursos, sino la generación de nuevas necesidades de consumo, con el fin de aumentar las ventas y por consiguiente los beneficios económicos de las empresas que los producen.

Y para aumentar aún más esos beneficios, se reducen al máximo los costos, lo que también significa deterioro de la salud y bienestar de la población, contaminación y destrucción evitable de ecosistemas.

Desequilibrios ecológicos tales como el calentamiento global, son consecuencia directa de la sobre explotación de los recursos naturales, en este caso en particular especialmente de los recursos fósiles, y afecta a todas las regiones del mundo. Pero sus peores efectos se sienten más intensamente en las zonas más deprimidas y dentro de ellas en los sectores empobrecidos. Y esto, va empeorando rápidamente.

Sobre lo que no quedan dudas, es que se trata de una crisis estructural, una crisis del modelo de desarrollo que ha prevalecido en el planeta y se ha acentuado en las últimas décadas.
Exige un replanteamiento de parámetros, un cambio profundo y no más soluciones parciales.

En América Latina las resistencias al modelo han sido y son muy numerosas.
Se encuentran en todos los sectores populares: campesinos, obreros, pueblos indígenas, afrodescendientes, movimientos ecologistas, mujeres y, jóvenes y otros.
Pero la época de la resistencia, va dejando lugar a una nueva etapa, la del planteo y puesta en marcha de nuevas alternativas.

Se requiere empezar a pensar en alternativas viables y comenzar a introducirlas en la práctica para que el cambio de modelo no sea tan drástico, para que el colapso final del capitalismo nos encuentre preparados.

En definitiva, construir las bases de una nueva civilización, asentada en el uso sostenible de los recursos naturales, que pueda ofrecer respuestas a las necesidades de los pueblos, incluyendo a todas las culturas, saberes, filosofías y religiones, para que cada una ofrezca su aporte propio a la construcción social nueva.

Este proceso se encuentra en marcha y sobre él apoyamos muchas de nuestras expectativas de que un mundo mejor, es posible.
Fuente :ECOPORTAL Ricardo Natalichio Director -03.diciembre.2018

Traducción libre de Soca