Tal como dijo Stephen Hawkin: "La Humanidad
deberá ser capaz de salir de la Tierra en estos próximos 100 años".
Y
según los avances de la Astronomía vamos por buena trayectoria.
En la secuencia de imágenes que tomó el
telescopio espacial Hubble del Cometa inter-estelar 2I/Borisov
(2019/Q4-Borisov-), a finales del mes de marzo del 2020, se puede apreciar cómo
se divide su núcleo.
Crédito de la
imagen: NASA / ESA / HST / David Jewitt
Esta secuencia de imágenes del Telescopio Espacial Hubble
muestra el cometa 2I / Borisov dividiéndose. (Imágenes en falso color).
El cometa interestelar
2I/Borisov fue descubierto
el 30 de agosto de 2019, por el astrónomo aficionado, Gennady
Borisov, desde su observatorio personal (MARGO) en Nauchnij (Crimea).
La afición por la
Astronomía no tiene límites. Lleva desde el mero hobby por la observación, o la
fotografía, hasta la exploración o investigación espacial.
Así es la ciencia que cuenta con el mayor número de
seguidores apasionados, desde exploradores siderales como Mr. Borisov, a
genios de la excelencia como la del Dr. Stephen William Hawking.
El cometa Borisov es un
objeto estelar en vuelo a través de nuestra Galaxia, no
sujeto a la gravedad de ninguna estrella que, a su paso por nuestro sistema
planetario, fue afectado por la propia atracción del Sol y desviado de su
curso, como se ve en los gráficos y en el seguimiento que se hizo de su
trayectoria; pero debido a su alta velocidad de crucero, no fue lo suficiente
como para quedar atrapado en nuestro sistema solar.
Para el cometa Borisov,
por la excentricidad de su órbita (es una curva hiperbólica de excentricidad
mayor que 3, cuando los objetos que orbitan al Sol desarrollan elipses de
excentricidad entre 0 y 1), los científicos pudieron determinar que su
procedencia era de otro sistema estelar. ¿Cuál? Tampoco sabemos hacia donde se dirige, pero sí que, en estos momentos, su núcleo
se ha divido en dos, o más cuerpos.
Créditos: NASA, ESA y D. Jewitt (UCLA)
Imágenes del cometa 2I/Borisov tomadas por el telescopio
espacial Hubble de la NASA, que al mismo tiempo captura (izquierda) la de la
galaxia espiral de fondo distante 2MASX J10500165-0152029, y poco después la de
su aproximación al Sol (derecha).
Los científicos, en
general, han concluido que este es el segundo objeto interestelar conocido. El
primero fue el asteroide A/1I/2017U1 («Oumuamua»), descubierto el 19 de octubre
de 2017, cuando ya se alejaba de la Tierra, por el telescopio «Pan-Starrs»,
del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawai.
Según las observaciones
realizadas en su momento por el equipo de Astronomía de la Universidad de
Hawái, para el cometa Borisov, se estimó un núcleo con diámetro de entre 2 y 16
kilómetros. Pero actualmente se sabe que esa medición no es correcta (según
observaciones del telescopio Hubble, entre otras), muy al contrario; comparado
con otros cometas de nuestro propio sistema planetario: El cometa Halley
de un diámetro de 11 kilómetros, el cometa Encke de 4,8 kilómetros, y
otros de hasta 20 kilómetros; el cometa Borisov es escaso de tamaño (de 500
metros máximo de diámetro).
La alta gravedad del Sol
ha desviado, ligeramente, su trayectoria al paso por nuestro sistema planetario
pero, debido a la altísima velocidad de su vuelo (más de 160.000 kms/h), aunque
es tan pequeño de tamaño, no es lo suficiente como para atraparlo y que no
continuara hacia otra estrella de nuestra galaxia (hasta ahora).
Llegara el 8 de diciembre
del 2020 a su máxima aproximación al Sol (a unos 300 millones de
kilómetros, en la parte interior del Cinturón de Asteroides), pero un cometa
que, según los datos publicados sobre su composición: «el
cometa debe haberse formado a partir de material muy rico en hielo de monóxido
de carbono (CO), que solo está presente a las temperaturas más bajas que se
encuentran en el espacio, por debajo de -250º C, y en cianuro de hidrógeno
(CHN)», como dijo la Dra. Stefanie Milam (científica planetaria en el
Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland); proviene
del espacio lejano y frío, al acercarse al Sol, aunque sea a esa distancia,
alcanzó una temperatura lo suficiente como para que sus componentes de hielo se
evaporaran y formaran ese coma (o cola), de escombros helados de 160.000
kilómetros de largo (el diámetro de la Tierra es de 12.742 kilómetros).
Los cometas
interestelares son de particular interés para los astrónomos porque pueden
contar muchas cosas a los científicos sobre la formación y evolución de
sistemas estelares distintos al nuestro y ya que, de momento, no tenemos una
tecnología suficientemente eficaz como para poder viajar a otras estrellas (la
nave más veloz que tiene la Humanidad es la sonda Parker Solar Probe de NASA, que vuela a 324.000 kms/hora con el
objetivo de explorar la corona solar, y la estrella más cercana es Próxima
Centauri distante 4,2 años luz de nuestro sistema, por lo que a la velocidad de
crucero de la sonda Parker, se necesitarían varios cientos de miles de años en
llegar hasta ella), es por ello muy importante poder analizar objetos que
provengan de otras estrellas.
Trayectoria del cometa Borisov. Credit NASA, ESA,
J. Olmsted y F. Summers (STScl)
Los
cometas no son trozos sólidos de roca. Contienen abundantes sustancias
volátiles, incluida agua, congeladas en gran cantidad entre sus fracturas y
grietas. Cuando un cometa se acerca al Sol, se calienta y algunos de esos
volátiles se subliman en gases que escapan al espacio produciendo el coma.
En
este caso de la división del cometa Borisov, los científicos procuran estudiar
los gases que desprende y cómo afectará a su trayectoria (ahora de dos cuerpos,
o más).
Según el profesor Mike Brown (Instituto de
Tecnología de California-Caltech-): «In general, splitting probably
means there was some gas pressure build up that pushed pieces apart. So the
pieces have very slightly different velocities thus very slightly different
orbits. But, overall, the orbit should stay
the same!» (En general, la división probablemente significa que hubo una
acumulación de presión de gas en el cometa lo cual lo dividió en piezas
diferentes. Entonces las piezas tienen diferentes velocidades, por lo tanto,
órbitas muy ligeramente diferentes. Pero, en general, ¡la órbita debe
permanecer igual!).
Cuando
un cometa se rompe, dependiendo del tamaño de los
residuos y de su trayectoria, la sección transversal de los escombros que se
extiende por el espacio, o la longitud de su coma, a menudo se hace mucho más
grande que el diámetro de la Tierra. Esto significaría que, si en función
de las nuevas masas y de la velocidad de los restos, cambiara de trayectoria
por la interacción gravitatoria con el Sol y nuestros grandes planetas
(Jupiter, Saturno, Neptuno, etc.), esos nuevos objetos productos de la división,
podrían cambiar significativamente la trayectoria de su órbita. Dependiendo de
su cercanía, ello llevaría a posibles impactos de la Tierra (o de la Luna) con
esos escombros, algo mucho más probable que un impacto directo con el núcleo
del cometa.
Entre
otros aspectos, estos objetos interestelares, probablemente han estado viajando
entre estrellas de nuestra Galaxia durante cientos de miles (o incluso
millones) de años. Sin duda recogieron materiales en su trayectoria, o
llevan las marcas de colisiones con otros objetos o fuerzas. Por lo tanto,
su composición y características de la superficie pueden decir mucho a los
astrofísicos, sobre lo que hay en el medio interestelar. Para ello, varias
Compañías y Agencias espaciales, están desarrollando sistemas para ir al
encuentro de estos cometas y tomar muestras directamente de ellos. Uno de los
proyectos más importantes es «Comet Interceptor» de la Agencia Espacial
Europea (ESA).
«Comet
Interceptor» tiene como objetivo científico principal caracterizar, por primera
vez, un cometa u objeto interestelar dinámicamente nuevo, incluidos sus
componentes superficiales, forma, estructura, y la composición de su coma
gaseoso.
Se
lanzará con la nave espacial ARAEL de la ESA en 2028 y se situará
en el Punto L2 de Lagrange Sol-Tierra, donde se encuentran ya varios
satélites astronómicos (punto estable gravitacionalmente a una distancia
de 1,5 millones de kilómetros de la Tierra) y estará lista en el espacio para
actuar rápidamente cuando se localice la llegada de algún objeto susceptible
del estudio necesario. Será una nave espacial con elementos múltiples que
comprenderán: Una plataforma primaria que actuará como centro de
comunicaciones, y una nave sub-espacial, que permitirá observaciones
multi-punto alrededor del objetivo. Todo ello funcionará con energía
solar.
Puntos De Lagrange: created by
NASA
Y según los avances de la Astronomía
vamos por buena trayectoria.
San
Joaquin de Flores, 05/05/2020
Referencias:
José
Mª Moreno Ibáñez (AC 19/52),
Es Arquitecto Técnico por la
Universidad Complutense de Madrid.Socio fundador de la Asociación de Astronomía
“Astromares” (Sevilla-2007)
Astrónomo aficionado (especialidad
Asteroides y Cometas). Ha cursado Astronomía por The University of
Arizona. «Observación de la Tierra desde satélites» (Agencia Espacial
Europea) y «El cielo nocturno» Orion. (Open University London)
Compilado
por Soca de: LA REVISTA Opinión viernes 29 de mayo de 2020
Traducción
libre de Soca