El Telescopio Espacial Hubble de la NASA ha ofrecido a los astrónomos la mejor mirada del primer cometa interestelar confirmado, el 2I/Borisov cuya velocidad y trayectoria indican que proviene de más allá de nuestro sistema solar.
La imagen del Hubble de la portada fue tomada el 12 de octubre de 2019 y
es la vista más nítida del cometa hasta la fecha. El
Hubble revela una concentración central de polvo alrededor del núcleo,
demasiado pequeño para ser captado por el telescopio.
2I/Borisov es solo el segundo objeto interestelar
conocido de su tipo que ha pasado a través del sistema solar. En 2017, el
primero identificado, un objeto bautizado como ‘Oumuamua’ pasó a 38 millones de
kilómetros del Sol antes de salir del sistema solar. «Mientras que ‘Oumuamua parece ser una roca, Borisov es realmente activo,
más como un cometa normal. Es un enigma por qué ambos son tan diferentes», dicen los astrónomos responsables de la observación del
cometa.
El cometa proporciona pistas (hoy por hoy invaluables) sobre la
composición química, la estructura y las características del polvo de esos
bloques de construcción planetarios presumiblemente forjados en un
sistema estelar alienígena hace mucho tiempo y muy lejos. «Aunque otro sistema estelar podría ser bastante diferente del nuestro,
el hecho de que las propiedades del cometa parecen ser muy similares a las de
los bloques de construcción del sistema solar es muy notable»,
explican.
Hubble fotografió el cometa a una distancia de 418 millones de
kilómetros de la Tierra.
El cometa sigue una hipérbole alrededor del Sol y se espera un mayor
acercamiento el 7 de diciembre de 2019, cuando estará dos veces más
lejos del Sol que de la Tierra.
Actualmente vuela a una velocidad extraordinaria de 177.000
kilómetros por hora. «Viaja tan rápido que casi no
le importa que el Sol esté allí», resaltan los astrónomos.
El cometa proporciona pistas (hoy por hoy invaluables) sobre la
composición química, la estructura y las características del polvo de esos
bloques de construcción planetarios presumiblemente forjados en un
sistema estelar alienígena hace mucho tiempo y muy lejos. «Aunque otro sistema estelar podría ser bastante diferente del nuestro,
el hecho de que las propiedades del cometa parecen ser muy similares a las de
los bloques de construcción del sistema solar es muy notable», explican.
A mediados de 2020, el cometa pasará a 800 millones de kilómetros de
Júpiter en su camino de regreso al espacio interestelar donde se desplazará
millones de años antes de bordear otro sistema estelar. Hasta ahora, todos
los cometas catalogados provienen de un anillo de escombros helados en la
periferia de nuestro sistema solar, llamado cinturón de Kuiper, o de la
hipotética nube de Oort, un caparazón de cometas a un año luz del Sol, que
define el borde de nuestro sistema solar.
2I/Borisov y Oumuamua son solo el comienzo de los descubrimientos
de objetos interestelares que hacen una breve visita a nuestro sistema
solar, dicen los investigadores. Según un estudio, hay miles de estos
intrusos en nuestro sistema, aunque la mayoría son demasiado débiles para ser
detectados con los telescopios actuales. «Los nuevos cometas siempre
son impredecibles. A veces se iluminan repentinamente o incluso comienzan a
fragmentarse cuando están expuestos al intenso calor del Sol por primera vez».
Dicen
desde NASA que el magnífico Hubble que ha
revolucionado todas las áreas de investigación astronómica estará ahí para
verlos. El objetivo es comprobar si su composición química y estructura es la
misma que la del sistema solar como creen los astrónomos y si los
elementos básicos para la vida en la Tierra llegaron desde el espacio profundo
a bordo de uno de estos cometas.