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Ilustración de la... ¿nave espacial?, ¿cometa?, ¿asteroide?
Lo que sea. (NASA)
Para todo hay una primera vez, especialmente para los astrónomos. Hasta octubre de 2017…
Para todo hay una primera vez, especialmente para los
astrónomos. Hasta octubre de 2017, cuando el telescopio espacial Hubble detectó
la presencia de Oumuamua cerca de la órbita de
Mercurio, nunca se había detectado un objeto con un
origen interestelar, es decir, ajeno a nuestro propio sistema solar.
Al
principio, los científicos lo catalogaron como un cometa, luego como un
asteroide y, finalmente, Oumuamua ha vuelto a los titulares después de que dos
astrónomos de Harvard, Abraham Loeb y Shmuel Bialy, explicaran en un artículo subido a arXiv (un
repositorio de 'pre-prints', estudios aún no publicados en
una revista científica) que "no descartan" que el extraño objeto
pudiera ser una nave extraterrestre o una parte de ella.
Asumo que todos ustedes están, en el fondo, deseando que los
científicos anuncien "¡sí, es exactamente eso, una nave extraterrestre, no
estamos solos en el universo después de todo!", por tanto les ha sorprendido que un gremio tan generalmente cauto haya deslizado esta posibilidad. Bien, en ese caso, no les voy a atosigar con irrelevancias. Esto es básicamente lo que necesitamos saber.
¿Hay más
científicos creyendo que es un ovni?
Oficialmente,
no. La teoría oficial, es decir, la de la sacrosanta NASA, que es quien lo ha
estudiado con más detenimiento, sostiene que Oumuamua es un objeto natural.
Obviamente, a todos nos gusta fliparnos, mucho más a quienes se dedican
profesionalmente a ello.
Paul
Chodas, del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA,
revelaba hace unos
días en un AMA (acrónimo de 'pregúntame cualquier cosa' en inglés) de Reddit que
pensó en la posibilidad de que Oumuamua fuese una nave espacial después de leer
la novela fantástica 'Cita con
Rama', de Arthur C. Clarke. "Era difícil no hacerlo, pero luego tenemos que
preguntarnos cuál es la explicación más probable para este objeto, y nuestros
análisis de la aceleración no-gravitacional eran bastante convincentes de que
se trata de un objeto natural".
Ilustración de cómo podría ser Oumuamua.
(ESO)
Del mismo
modo se expresaba Karen Meech, del Instituto de Astronomía de la agencia: "Creo que, tras el primer
descubrimiento, muchos de nosotros pensamos 'y si...', pero
como científicos tenemos que ir por el cuidadoso camino de examinar todas las
posibles explicaciones y todo era consistente con un objeto natural".
¿Por qué
se llegó a creer que podía ser... eso?
Nunca
antes habíamos podido observar tan cerca (a 30 millones de kilómetros de
nuestro planeta) un objeto tan lejano.
Oumuamua pasó rápido, era pequeño... En fin, no se pudieron recoger
demasiados datos al respecto, más allá de su origen en la
Constelación de Lira, pero los análisis apreciaron que, a diferencia de los
demás objetos conocidos, este tenía una forma peculiar, como de aguja (otros,
como el legendario científico e ilustrador espacial William K. Hartmann, lo han
representado como una especie de hamburguesa).
Casi todas
las certidumbres sobre su forma proceden de un estudio publicado en marzo de este año
en 'Astrophysical Journal Letters'. Sus autores concluían que
Oumuamua "tiene forma de puro cuando
está cerca de su menor energía rotacional y de esferoide
extremadamente achatado cuando está cerca de su mayor estado
energético".
También
generaba dudas que cruzase el espacio tambaleándose, como un
'frisbee' cuando se desacelera, en lugar de ir rotando suavemente, o
que al acercarse al Sol saliera despedido en dirección contraria y acelerando
mucho más.
La versión
oficial es que bajo la superficie de este objeto se acumulan muchos gases
congelados y que al acercarse a nuestra estrella, la temperatura aumentó por
encima de los 300ºC y estos gases comenzaron a escapar, propulsando el objeto
en dirección contraria al astro.
Aquí está
todo el meollo. Aunque para cualquiera en la calle estos dos términos puedan
parecer sinónimos de "piedra enorme que vuela por el
espacio", para los científicos son tan diferentes como un huevo y
una castaña.
Sin
embargo, cuando uno observa un trozo de material de 160 metros
de largo a 30 millones de kilómetros, no es nada fácil
distinguir entre huevo y castaña.
Por ello
se estudia su trayectoria y, a partir de ahí, uno adivina muchas más cosas,
como la densidad. Los cometas son muchísimo más
ligeros que los rocosos asteroides, suelen tener una densidad de 500
kilos por metro cúbico de material (están hechos sobre todo de hielo y polvo)
frente a los 3.500 kilos de los asteroides.
También
son más sensibles al 'outgassing', es decir, que sus gases
se evaporen e impulsen al cometa.
Por eso,
como no parecía tener la cola de los cometas, al principio se pensó en un
asteroide, pero dado que luego se alejó del Sol aumentando su aceleración, se
volvió a la hipótesis del cometa.
"En los últimos meses, numerosos investigadores habían ideado mecanismos a
cual más extraño para explicar la expulsión de un asteroide de un sistema
estelar", explica Daniel Marín en un 'post' de 'Naukas'. "Pero si Oumuamua es un cometa, todo
vuelve a tener sentido".
La tesis de Loeb y Bialy es justamente la contraria, que
Oumuamua no experimentó esa desgasificación y por tanto no puede ser un cometa,
lo que les llevó a evaluar la 'exótica' posibilidad de que fuera una nave
extraterrestre o un trozo de ella.
¿Volveremos
a saber de Oumuamua?
No es
probable, salvo que sea una nave extraterrestre que se dirige a la Tierra. Los
telescopios lograron captarlo en octubre
de 2017 y el Hubble volvió a verlo en Enero, pero, al modelar su probable
trayectoria, esperaban volver a captarlo en junio de este
año. Sin embargo, Oumuamua no apareció a esta cita. Cada vez será
más complicado volver a verlo.
¿Sería
posible enviar una sonda para interceptar a Oumuamua, estudiarlo y,
si no es mucho pedir, ponerle un nombre más sencillo de pronunciar?
En
realidad, la NASA tiene ya una misión en marcha, la Osiris-Rex,
enviada en 2016,con el objetivo de interceptar y extraer
muestras del asteroide Bennu.
La diferencia es que este es casi cuatro veces mayor y pasará muy cerca de la
órbita de la Tierra.
En cuanto
a si Loeb y Bialy tienen algo de razón, bueno, ambos son astrónomos
prestigiosos en el señalado Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian. Pero,
como dijo Marc Buie,
del Instituto de Investigación del Sudoeste y coautor del estudio de
'Astrophysical Research Letters' sobre Oumuamua, a la pregunta de cuál es la
conclusión más interesante que podemos extraer del estudio de este objeto
interplanetario: "Hazles esa
pregunta a 1.000 científicos y obtendrás 1.000 respuestas
diferentes".
La más
segura, al día de hoy, es que se trata de un cometa con una forma muy
particular y una masa de 1.000 millones de kilogramos, que puede
parecer mucho, pero es un millar de veces más ligera que la de cometas
normales.
Fuente: El
Confidencial Ciencia - Antonio
Villarreal – 07.noviembre.2018
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