martes, 3 de abril de 2018

LA MUERTE SÚBITA DE LACTANTES, RELACIONADA CON MUTACIONES EN LOS MÚSCULOS RESPIRATORIOS (SMSL)


La posición decúbito supino facilita la respiración de los bebés y reduce el riesgo de muerte súbita. Crédito: Getty/Asociación Española de Pediatría

La muerte súbita de un recién nacido, es descorazonadora para los padres, que acuestan a su hijo completamente sano una noche y ya no despierta más; y para los científicos, que aún no saben el origen de este mal.
Ahora, un estudio con centenares de pequeños que nunca despertaron relaciona su fallecimiento con anomalías genéticas en los pequeños músculos que les ayudaban a respirar.
Aunque no se dan en la mayoría de los casos, el hallazgo invita a la ciencia a poner el foco en los genes que intervienen en la respiración, algo que no se había hecho hasta ahora.

En los países más desarrollados, el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) es la principal causa de fallecimiento en menores de un año. Aunque hay factores de riesgo, como la posición al dormir, el tabaquismo de los padres, el calor o el colecho, se desconocen las causas profundas de esta muerte. Hasta ahora, la mayor parte del esfuerzo científico por descubrirlas se habían fijado en el corazón, en fallos en su diseño o funcionamiento.
El buceo entre los genes que intervienen en el desarrollo cardíaco ha identificado miles de variantes genéticas presentes en los muertos por SMSL. Son avances, pero a la vez y dado su número, una complicación creciente.

Ahora, un grupo de científicos y médicos británicos y estadounidenses han descubierto algo allí donde nadie estaba mirando: en los músculos respiratorios, como los intercostales o el diafragma que ensanchan o encogen la cavidad torácica facilitando el trabajo a los pulmones.
La investigación, publicada en The Lancet muestra que entre los bebés fallecidos por muerte súbita hay una proporción anormalmente alta de variantes en los genes que codifican el desarrollo y funcionamiento de estos músculos.
"Nuestro estudio es el primero en relacionar una causa genética del debilitamiento de los músculos respiratorios con el SMSL y sugiere que los genes que controlan su funcionamiento pueden tener un papel importante en este síndrome", dice el profesor Michael Hanna, del Centro para Enfermedades Neuromuscularesdel University College de Londres y coautor de la investigación.

Su afirmación se apoya en un doble estudio clínico, primero en Reino Unido y después en EE UU. En las islas, Hanna y sus colegas analizaron el exoma (la parte codificante del genoma) de 84 pequeños que murieron de SMSL. En tierras americanas, estudiaron el de 194 bebés. Es la muestra más amplia de niños fallecidos por muerte súbita estudiada hasta ahora.
Se fijaron en concreto en el gen SCN4A, que interviene en el desarrollo de unos receptores que hay en las células musculares (canales de sodio NaV1.4) y que hacen que se contraigan o relajen.
En la población en general, la presencia de variantes potencialmente perjudiciales de este gen se ha asociado con un abanico de trastornos neuromusculares de base genética, como la miotonía, diversas miopatías, paradas temporales de la respiración e incluso espasmos en las cuerdas vocales. Por fortuna estas mutaciones son muy raras, afectando a menos de cinco personas por cada 100.000. Sin embargo, entre los 278 pequeños estudiados encontraron mutaciones en cuatro de ellos, el 1,4% de los casos.
En el laboratorio, forzaron la expresión de estas variantes en células humanas sanas y confirmaron que los canales de sodio empezaban a fallar. "Este descubrimiento revela un mecanismo completamente nuevo para el SMSL que no había sido tenido en cuenta hasta ahora", resalta Hanna.

Pero, ¿qué ocurre con los otros 274 niños que no portaban una mutación dañina en el gen SCN4A y que, sin embargo, murieron de muerte súbita? Aunque el profesor Hanna reconoce esta limitación de sus resultados, la ve como una oportunidad: "Significa que ahora debemos tener en cuenta otros canales de iones como posibles causantes de SMSL y hay al menos otros 100 genes relacionados con los canales de iones de los músculos", recuerda. Es la fase en la que están ahora, estudiando estos otros posibles candidatos para explicar la muerte del resto de niños.

Para el cardiólogo Ramón Brugada, una autoridad mundial en muerte súbita, el estudio supone una bocanada de aire fresco en la investigación de este síndrome. "Se trata de una hipótesis nueva en la que, al menos en algunos casos, las alteraciones en la capacidad de mantener la respiración tendrían relación con la muerte súbita. Es la gran fortaleza del estudio, pone el énfasis no en el corazón sino en los pulmones", comenta. Y lo dice alguien que, como director del centro de genética cardiovascular del Instituto de Investigación Biomédica de GironaIDIBGI, ha dedicado toda su carrera a investigar los defectos del corazón.
"No hay que olvidar que la muerte súbita es una enfermedad heterogénea a la que hay asociadas unas 20.000 variantes genéticas", recuerda Brugada. "El 1,4% de este estudio puede parecer poco, pero abre la puerta a estudiar otros genes que controlen la respiración", añade. Todo suma para intentar responder, dice, a las preguntas de siempre: "¿De qué se mueren niños y jóvenes tan sanos? ¿Por qué hay algunos bebés con una mutación que sobreviven, pero mueren de muerte súbita de adultos?"
Fuente: El País (Miguel Ángel Criado)-03.abril.2018

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