Sonda Robótica para Europa –
Crédito: JPL-Caltech / NASA
Los
científicos conocen bastante información de Europa, la Nave Espacial Voyager 2 en 1979
sobrevoló este satélite de Júpiter y a mediados
de 1990 lo hizo la Nave Espacial
Galileo, ambos de la NASA.. Se
logró apreciar que es un mundo fracturado, cubierto de hielo, con tentadores
indicios de la existencia de un océano
de agua líquida bajo su superficie, entorno que podría ser hogar para la vida
microbiana.
En
la Revista Astrobiology
de agosto de 2013, aparece un nuevo estudio escrito por un equipo de la NASA , presenta el consenso
sobre las cuestiones más importantes que deben atenderse. Robert Pappalardo, el
autor principal del estudio – del JPL de la NASA en Pasadena, dice: “si los seres humanos deciden
enviar un vehículo robótico que se pose en la superficie de Europa,
debemos saber que buscar y que herramientas se deben utilizar”, y agrega: “todavía falta mucha preparación para posarse
en ella, estudios como estos ayudan a centrarnos en tecnologías necesarias para
llegar allí y los datos necesarios para ayudarnos a explorar posibles lugares
de llegada.”
Europa es el lugar más probable en
nuestro sistema solar más allá de la
Tierra para encontrar vida como hoy la conocemos; una misión que
se posara en su superficie sería la mejor manera de buscar señales de vida.
El documento fue escrito por científicos de una serie de otras universidades y
centros de la NASA ,
incluyendo la
Universidad Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins,
Laurel, Maryland, la
Universidad de Colorado, Boulder, la Universidad de Texas,
Austin, y el Goddard Space Flight Center de la NASA , en Greenbelt, Md.
Concepción
artística que muestra a Júpiter, visto desde la superficie de su satélite
Europa. Es un concepto simulado de cómo veríamos al planeta en la eventualidad
que pudiéramos estar, con los respectivos resguardos, en la superficie de esta
luna, la cual sería potencialmente áspera, con áreas de tintes rojizos en
primer plano. Crédito de la imagen: NASA / JPL-Caltech
El equipo encontró las preguntas más
importantes agrupadas en torno a la composición: ¿Que hacen las
"pecas" de color rojizo y grietas rojizas que manchan la superficie
helada? ¿Qué clase de química
está ocurriendo allí? ¿Hay
moléculas orgánicas, que están entre los ladrillos de la vida? Son las prioridades adicionales involucradas que permiten mejorar nuestras imágenes de
Europa, lo que permite conseguir un vistazo a las características a escala
humana que proporcionan un contexto para las mediciones de su composición.
También entre las principales
prioridades están las cuestiones relacionadas con la actividad geológica y la
presencia de agua líquida: ¿Qué tan activa es la superficie? ¿Cuánto influye la influencia
gravitatoria intensa y periódica de su anfitrión, el planeta gigante Júpiter? ¿Estas detecciones nos hablan de las
características de agua líquida bajo la superficie helada?.
"Bajar a la superficie de Europa sería un paso clave en la
investigación astrobiológica de ese
mundo", dijo Chris McKay, un editor senior de la revista Astrobiology,
que tiene su sede en el Centro de Investigación NASA Ames, en Moffett Field,
California "Este documento describe
la ciencia que se podía hacer en ese módulo. La esperanza sería que los
materiales de la superficie, posiblemente cerca de las características de
grietas lineales, incluyen biomarcadores realizados a partir del océano”.
El trabajo fue liderado por R.
Pappalardo, S. Vance, F. Bagenal et al., y aparece en la Revista Astrobiología
13.agosto.2013 – 740-773. doi: 10.1089/ast. 2013.1003 – Volumen 13 Nº 814.agosto.2013.
Imagen real de Europa, satélite de Júpiter, lograda
mediante varios mosaicos obtenidos regionalmente con superposición en la resolución de las imágenes obteniendo
una visión global pero con una resolución más baja en el contecto. Crédito NASA
/ JPL-Caltech / University of Arizona
Si debido al mal trato que damos a
nuestro planeta Tierra, el agua comienza escasear, por lo visto es factible
obtenerla desde otro lugar del Sistema Solar, y en principio, Europa sería una opción.
Sólo hay que superar algunas “barreras”:
Desarrollar naves-estanques que la
traigan y preparar astronautas que resistan una estadía mínima en el espacio
de 3 años o más, con la consiguiente logística de sobre-vivencia La distancia a cubrir ida y vuelta supera los 1.200.000.000 kilómetros (ida y vuelta) según sea la
posición de Júpiter y la Tierra
en el momento del lanzamiento de las naves. La tiempo en cubrir dicha
distancia, se obtiene de la
Nave Espacial Voyager 1 que demoró 18 meses, solo de ida.
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