miércoles, 5 de febrero de 2020

MEJORA DE LA OBESIDAD Y LA PRESIÓN ARTERIAL


El sobrepeso y la obesidad pueden provocar hipertensión.   
Fuente: Google imágenes
  
La hipertensión asociada a la obesidad es un grave problema de salud pública. La hiperactividad del sistema nervioso simpático (SNS), especialmente en los riñones, es un mecanismo importante que vincula la obesidad con la hipertensión. 

Algunas adipocinas desempeñan papeles importantes en la elevación de la Presión Arterial (PA). La hiperinsulinemia causada por la resistencia a la insulina estimula la reabsorción de sodio, mejora la retención de sodio y aumenta el volumen de plasma circulante. La hiperinsulinemia también estimula el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS) y el SNS, lo que resulta en la aceleración de la aterosclerosis a través de la hipertrofia de las células del músculo liso vascular, lo que contribuye a una mayor resistencia vascular periférica. 

La obesidad se asocia con una mayor actividad de RAAS a pesar de la sobrecarga de volumen, ya que los RAAS de los tejidos se estimulan en individuos hipertensos obesos. La hipertensión asociada al receptor de mineralocorticoides también debe considerarse en pacientes obesos con hipertensión resistente.

El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) es la causa más común de hipertensión secundaria. 
Algunos componentes de la microbiota intestinal contribuyen al control de la PA; por lo tanto, la disbiosis intestinal causada por la obesidad puede conducir a un aumento de la PA. 

La proporción de grasa visceral a grasa subcutánea es mayor en pacientes japoneses que en pacientes caucásicos, lo que puede explicar por qué los pacientes japoneses son más susceptibles a los trastornos metabólicos a pesar de que son menos obesos que los individuos caucásicos. 
La disfunción renal asociada a la obesidad aumenta directamente la PA, lo que lleva a un mayor deterioro de la función renal. Una reducción del peso corporal de más del 3% o 5 kg reduce significativamente la presión arterial. 
La cirugía de derivación gastrointestinal es un tratamiento efectivo para la obesidad mórbida y sus trastornos metabólicos relacionados, incluida la hipertensión. Debido a que tanto la obesidad como la hipertensión son trastornos representativos relacionados con el estilo de vida, la modificación del estilo de vida, especialmente para mejorar la obesidad, debe realizarse primero como tratamiento para la hipertensión.

El trabajo investigativo del Dr. Masami Tanaka titulado Improvement of obesity and blood pressure se encuentra  en Hipertensión Investigación  volumen 43, páginas 79 - 89 ( 2020) /  con opciones  de alquilar o comprar el artículo.

Fuente: Hypertension Research [Nature.com] 04. febrero.2020

Traducción libre de Soca


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