La realidad no es más que la
alucinación generada por los patrones…Crédito:
Pintarest
En 2015, el grupo MIND fundado por el filósofo
Thomas Metzinger de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, Alemania, creó
el proyecto Open MIND para publicar artículos de
investigadores destacados. Inusualmente, los artículos se publicaron en
formatos electrónicos de acceso abierto, como un experimento para crear
un recurso en línea de vanguardia, y fue gratuito.
El primer volumen,
que abarca desde la naturaleza de la conciencia hasta los sueños lúcidos, fue
un éxito calificado.
El segundo volumen, Filosofía y procesamiento
predictivo , se centra por completo en la teoría influyente
de su título, que sostiene que nuestros cerebros están constantemente haciendo
predicciones sobre lo que hay (una flor, un tigre, una persona) y estas
predicciones son lo que percibimos.
Para hacer predicciones más precisas, nuestros
cerebros modifican sus modelos internos del mundo o obligan a nuestros cuerpos
a moverse, para que el entorno externo se alinee con las
predicciones. Esta idea unifica la percepción, la acción y la cognición en
un marco único.
Algunos de los títulos de los papeles son
juguetones, y quizás un poco exagerados: "Cómo
atraer a tu demonio malvado", "Cómo
tejer tu propia manta de Markov" o "De
Bayes y balas".
Pero a pesar de los títulos, el contenido es serio
y pesado: está escrito por algunos defensores conocidos del procesamiento
predictivo, entre ellos Andy Clark, con sede en la Universidad de Edimburgo,
Reino Unido, y Jakob Hohwy, en la Universidad de Monash, Australia.
La percepción no es pasiva.
Los lectores laicos harán bien en comenzar
lentamente, con la introducción al campo por Metzinger y Wanja Wiese, también
con base en Johannes Gutenberg, antes de sumergir sus dedos en las aguas más
profundas. La mayoría de nosotros no iremos más allá del muestreo de los
párrafos introductorios de cada artículo, pero incluso al hacerlo podemos
proporcionar una idea de las ideas que contienen.
Una de las claves para el procesamiento predictivo
es que intenta desafiar nuestra sensación intuitiva de que nuestro cerebro
recibe información de forma pasiva (a través de nuestros sentidos) y crea
percepciones de lo que realmente existe, el llamado enfoque ascendente.
En cambio, el procesamiento predictivo argumenta
que la percepción, la acción y la cognición son el resultado de cálculos en el
cerebro que involucran tanto el procesamiento de abajo hacia arriba como el de
arriba hacia abajo, en el que el conocimiento previo del mundo y nuestro propio
estado emocional y cognitivo influyen en la percepción.
Como Metzinger y Wiese señalan en su introducción,
la idea del procesamiento de arriba hacia abajo no es nueva, pero su teoría ha
sido "marginalizada por largo
tiempo", según la teoría de la percepción.
La novedosa contribución del procesamiento
predictivo, escriben, es que enfatiza la importancia del procesamiento de arriba
hacia abajo y el conocimiento previo como una característica de la percepción,
una que está presente todo el tiempo, no solo cuando la información sensorial
es ruidosa o ambigua.
Predicción de sensaciones.
En pocas palabras, el cerebro construye modelos del
entorno y el cuerpo, que utiliza para hacer hipótesis sobre la fuente de las
sensaciones.
La hipótesis que se considera más probable se
convierte en una percepción de la realidad externa. Por supuesto, la
predicción podría ser precisa o incorrecta, y el trabajo del cerebro es
corregir cualquier error; después de cometer un error, puede modificar sus
modelos para tener en cuenta situaciones similares en el futuro.
Sin embargo, algunos modelos no pueden cambiarse de
forma voluntaria, por ejemplo, los de nuestros órganos internos.
Nuestro cuerpo necesita permanecer en un estrecho
rango de temperatura alrededor de 37 ° C, por lo que el procesamiento
predictivo logra tal control al predecir que, por ejemplo, las sensaciones en
nuestra piel deben estar en línea con la temperatura normal del cuerpo.
Cuando las sensaciones se desvían, el cerebro no
cambia su modelo interno, sino que nos obliga a avanzar hacia el calor o el
frío, de modo que las predicciones se alinean con el estado fisiológico
requerido.
Si ha leído lo suficiente de los documentos para
entender los principios computacionales detrás del procesamiento predictivo,
entonces, como lo explicaron Metzinger y Wiese, se acerca más a la comprensión
de por qué "es solo un pequeño paso
hacia la descripción del procesamiento en el cerebro como una alucinación en
línea controlada".
Todo lo que percibimos, incluidos nosotros mismos,
son simulacros de la realidad.
La conclusión de lo anterior es este salvaje pensamiento: siempre estamos alucinandos.
Y sobre este tema, el Neurocientífico británico Anil Seth, Director del Centro Sackler de las Ciencias de la Conciencia de la U.
de Sussex fue el encargado de dictar la charla magistral que dio inicio en
Chile, al Congreso Futuro 2019. "Nuestras
experiencias del mundo y de nosotros dentro de él son tipos de alucinaciones
controladas moldeadas a lo largo de millones de años de evolución para
mantenernos vivos en mundos llenos de peligro y oportunidad", explica el
neurocientífico; y agrega ¿Cómo el cerebro alucina con la realidad? “Algunas personas dicen que está más allá
del alcance de la ciencia, pero en los últimos 25 años ha habido una
explosión de trabajo científico en esta área”, dice Seth respecto a las investigaciones que dan
cuenta cómo el cerebro y el cuerpo dan lugar a la conciencia.
Junto
a un grupo de científicos de diferentes disciplinas agrupados en el Centro
Sackler de las Ciencias de la Conciencia de la Universidad de Sussex, el
británico está tratando de entender cómo ocurre la conciencia.
Hace un tiempo “la gente pensaba que la propiedad de estar vivo no podría explicarse por
la física o la química, que la vida tenía que ser algo más que un simple
mecanismo”, dice, “pero la gente ya no piensa eso”.
Conforme los biólogos avanzan el
trabajo de explicar las propiedades de los sistemas vivos, el investigador
asegura que “el misterio elemental de qué
es la vida empieza a desvanecerse”. “Una
vez que se comienza a explicar la vida en términos de cosas que suceden dentro
de nuestros cerebros y cuerpos, el misterio aparentemente irresoluble de lo que es
la conciencia, debe comenzar a desvelarse”. Al
menos ese parece ser el plan del neurocientífico que dictó una charla magistral
el día lunes 14 de enero en la 8° versión del Congreso Futuro 2019 efectuado en
Chile.
El cerebro como motor de predicción
Con más de 3 millones de visitas en la
web, Anil Seth desarrolla en sus charlas la explicación de sus investigaciones
y las vincula con sus propias experiencias cercanas a la muerte. Experiencias
claves en el proceso de descubrir cómo funciona el cerebro y las
informaciones sensoriales que reciben nuestros cuerpos.
Seth piensa en la conciencia de dos formas diferentes: una, como el mundo de experiencias que nos rodean - donde está la vista, los sonidos y los aromas y donde tenemos una panorámica multisensorial 3D, como una película interior inmersiva-; y dos, dice el británico, está el yo consciente: “la experiencia específica de ser tú o ser yo, que es el protagonista de esta película interior, y quizá el aspecto de la conciencia al que todos se aferran más estrechamente”.
El
cerebro, dice el experto en neurociencia, “está
encerrado dentro de un cráneo óseo, tratando de imaginar lo que hay en el mundo. No
hay luces dentro del cráneo. Tampoco hay sonido. Solo debe seguir las
corrientes de impulsos eléctricos indirectamente relacionadas con las cosas del
mundo, cualesquiera que sean”.
Así argumenta la forma en que funciona la percepción, indicando
que ésta adivina qué es cada cosa a través de un proceso de conjeturas
informadas, donde el cerebro combina señales sensoriales con sus expectativas o
creencias anteriores sobre cómo es el mundo.
De
esta forma, hace su mejor conjetura de lo que causó esas señales. “El cerebro no oye ni ve la luz. Lo que percibimos es su mejor
suposición de lo que hay en el mundo”, cuenta.
A través de interesantes “juegos
mentales” y experimentos clásicos, Seth demuestra que el contexto y la información que
recibimos en nuestros cerebros puede cambiar en cada individuo.Agrega que la
percepción es un proceso activo y constructivo, y que las señal es que
llegan al cerebro desde el mundo exterior, dependen tanto o más de
predicciones perceptivas que fluyen en la dirección opuesta. Por ende, no
solo percibimos pasivamente el mundo, sino que también lo generamos
activamente.
“No solo experimentamos nuestros cuerpos como objetos del mundo desde el
exterior, también los experimentamos desde dentro, y las experiencias del
cuerpo desde el interior son muy diferentes de las experiencias del mundo que
nos rodea. Las experiencias de ser un yo encarnado se relacionan más con
el control y la regulación que con averiguar qué hay allí. Así, nuestras
experiencias del mundo y de nosotros dentro de él son tipos de alucinaciones
controladas moldeadas a lo largo de millones de años de evolución para
mantenernos vivos en mundos llenos de peligro y oportunidad. Nos predecimos
para existir “, agrega.
No somos
seres apartados de la naturaleza
La charla de Seth termina con algunas
conclusiones que dejan mucho por reflexionar:
Primero: así
como podemos percibir erróneamente el mundo, podemos percibirnos mal cuando los
mecanismos de predicción funcionan mal. Entender esto abre nuevas oportunidades en
psiquiatría y neurología, porque finalmente podemos llegar
a los mecanismos en lugar de solo tratar los síntomas en enfermedades como la
depresión y la esquizofrenia.
Segundo: lo
que significa ser “yo” no se puede
reducir ni subir a un programa de software que se ejecuta en un robot, por muy
elegante o sofisticado que sea. Somos animales biológicos de
carne y hueso, cuyas experiencias conscientes se forman en todos los niveles
mediante mecanismos
biológicos que nos mantienen vivos. Simplemente hacer las
computadoras más inteligentes no va a hacerlas sensibles.
Tercero: nuestro
propio universo interior individual, nuestra forma de ser conscientes, es sólo
una posible forma de ser consciente. Incluso la conciencia humana, en general
es solo una pequeña región en un vasto espacio de posibles conciencias.
Nuestro
yo y nuestro mundo individual son únicos para cada uno de nosotros, pero todos están basados en
mecanismos biológicos
compartidos con muchos otros seres vivos.
“No somos el centro del universo, estamos relacionados con todas las
otras criaturas hasta nuestros días. Con un mayor sentido de comprensión viene
un mayor sentido de
asombro y un mayor entendimiento de que somos parte de y no aparte del
resto de la naturaleza. Y… cuando llega el fin de la
consciencia, no hay nada que temer. Nada en absoluto”,
finaliza.
Fuente: News Scientist (revisión abril 2017) / Congreso
Futuro (Chile: 08.enero.2019) – Futuro360
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