viernes, 21 de mayo de 2010

LÁ FISICA Y EL CEREBRO

Aristóteles (384-322 BC) sabía que al tocar el cerebro no se provocaban sensaciones. Llegó a la conclusión de que era el corazón la estructura que controlaba las sensaciones.

Los tres actores principales dentro del cerebro humano

Los hemisferios del cerebro constituyen el 85 por ciento del peso del cerebro. Las miles de millones de neuronas en los dos hemisferios están conectadas por un espeso manojo de nervios llamado cuerpo calloso. Los científicos piensan que los dos hemisferios difieren no tanto en lo que se enfocan (la idea de “lo lógico” frente a “lo artístico”), sino en cómo procesan información. El hemisferio izquierdo parece centrarse en los detalles (tales como reconocer una cara particular en una multitud). El hemisferio derecho se centra en generalidades (tales como comprender la posición relativa de objetos en el espacio). Los hemisferios cerebrales tienen una capa exterior llamada corteza cerebral. Aquí es donde el cerebro procesa la información sensorial recibida del mundo exterior, controla los movimientos voluntarios y regula el pensamiento consciente y la actividad mental.
El cerebelo cubre un poco más del 10 por ciento del cerebro. Está a cargo del equilibrio y de la coordinación. El cerebelo también tiene dos hemisferios que siempre están recibiendo información de los ojos, oídos, músculos y articulaciones acerca de los movimientos y la posición del cuerpo. Una vez que el cerebelo procesa esta información, ésta viaja a través del resto del cerebro y la médula espinal para emitir instrucciones al cuerpo. El trabajo del cerebelo nos permite caminar sin tropiezos, mantener nuestro equilibrio y dar la vuelta sin tener que pensar para hacerlo. El tallo cerebral está ubicado en la base del cerebro. Conecta la médula espinal con el resto del cerebro. Aunque es el más pequeño de los tres actores principales, sus funciones son cruciales para la supervivencia. El tallo cerebral controla las funciones automáticas que nos mantienen vivos—nuestra frecuencia cardiaca, la presión arterial y la respiración. También retransmite la información entre el cerebro y la médula espinal, que luego emite mensajes a los músculos, la piel y a otros órganos. El descanso y el sueño también son controlados por el tallo cerebral.
Nuevas técnicas de imaginología permiten a los científicos vigilar la función cerebral en las personas vivas. Esto ha abierto mundos de conocimiento acerca de la función cerebral normal y cómo cambia con la edad o con las enfermedades.

Una de estas técnicas se llama tomografía por emisión de positrones, o TEP de exploración (PET, sigla en inglés). La PET mide el flujo sanguíneo y metabolismo de la glucosa en todo el cerebro. Cuando las células nerviosas de una región del cerebro se activan, el flujo sanguíneo y el metabolismo aumentan en esas regiones. Estos aumentos se ven generalmente como colores rojos y amarillos en una PET. Las sombras azules y negras indican una disminución o falta de actividad dentro de una región cerebral. Esencialmente, una PET produce un “mapa” del cerebro activo.
Los científicos usan las exploraciones de la PET para ver lo que sucede en el cerebro cuando una persona realiza una actividad física o mental, descansa, duerme o sueña. Los científicos también pueden inyectar productos químicos marcados con un rastreador que se encenderá durante las PET. Estos rastreadores pueden seguir la actividad de los productos químicos cerebrales, por ejemplo los neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. Algunos de estos neurotransmisores se alteran con la edad, enfermedades y medicamentos.
A medida que una persona envejece, se producen cambios en todas las partes del cuerpo, incluyendo el cerebro:
1) Algunas neuronas se encogen, especialmente las más grandes en áreas importantes para el aprendizaje, la memoria, la planificación y otras actividades mentales complejas.
2) Los nudos y las placas se desarrollan en las neuronas y en las áreas circundantes, sin embargo en cantidades mucho más pequeñas que cuando una persona tiene Alzheimer.
3) El daño ocasionado por los radicales libres aumenta (los radicales libres son una clase de molécula que reacciona fácilmente con otras moléculas).
¿Cuál es el impacto de estos cambios? Las personas mayores sanas pueden notar una disminución moderada en la capacidad de aprender cosas nuevas y recordar información, como por ejemplo, recordar nombres. Igualmente, pueden llevar a cabo de manera deficiente tareas complejas relacionadas con la atención, el aprendizaje y la memoria. Sin embargo, si se les da el tiempo suficiente para cumplir este tipo de tareas, el puntaje de las personas sanas con edades entre 70 y 80 años es a menudo el mismo que el de los adultos más jóvenes. A medida que estas personas envejecen, los adultos a menudo mejoran su vocabulario y otros tipos de conocimiento verbal.

Bibliografía: NIA 2008

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