Últimamente,
a raíz de los movimientos sísmicos que han afectado a Chile y otros lugares del
planeta, se ha comentado que entre sus eventuales causas, aparte del movimiento
de las placas tectónicas, también estaría influyendo la actividad solar,
relacionadas con las ondas gravitatorias que emite nuestra estrella y el comportamiento actual
del campo magnético terrestre, el cual estaría invirtiéndose.
Desde
hace mucho tiempo los científicos saben que el polo magnético se mueve.
James Ross localizó el polo por primera vez en 1831, tras un agotador
viaje por el ártico durante el cual su barco quedó encallado en el hielo
durante cuatro años. Después de él, nadie regresó al polo hasta el siglo
siguiente. En 1904, Roald Amundsen encontró el polo de nuevo y descubrió que se
había movido al menos 50 km
desde los días de Ross.
En
cuanto a la inversión del campo magnético de la Tierra este fue descubierto
por el físico francés Bernard Brunhes mediante su trabajo efectuado en 1906 del
pasado siglo XX, pero se tardó más de medio siglo para que su
revolucionaria idea se aceptara en forma
general. Sin embargo, ha sido una de las herramientas clave de la demostración
cuantitativa de la tectónica de placas.
El
período de polaridad magnética en la que vivimos actualmente, comenzó hace
780.000 años, período inusualmente largo en relación al período anterior.
Nuestra
estrella, el Sol, también tiene un fuerte campo magnético, el cual se invierte periódicamente cada 11 años.
El
campo magnético de la Tierra
es aproximadamente el campo de un dípolo magnético inclinado en un ángulo de
11º con respecto a la rotación del eje terrestre, haciendo las veces como si
hubiera un imán colocado en ése ángulo en el centro de la Tierra; también es conocido
como campo geomagnético. Este campo
magnético se extiende desde el núcleo interno de nuestro planeta hasta su
confluencia con el viento solar, corriente de partículas de altas energías
que emana del Sol, cuya velocidad fluctúa entre los 300 a 800 kilómetros por
segundo (y a veces más).
Dipolo magnético
Por
el momento, el campo magnético terrestre se encuentra localizado en el norte de
Canadá, aproximadamente a unos 600
km de la villa Resolute Bay, que cuenta con una población
de 300 habitantes.
El
campo magnético de la Tierra
cambia con el tiempo, debido a que es generado por el movimiento de las aleaciones
de hierro fundido en el núcleo externo de la
Tierra (la geodinámica). El Polo Norte magnético se «pasea»,
por fortuna lo suficientemente lento como para que la brújula sea
útil para la navegación.
Este
campo magnético se invierte a intervalos aleatorios (un promedio de varios
cientos de miles de años) cambiando de lugar los polos geomagnéticos norte y
sur.
Estas
inversiones dejan un registro en las rocas permitiendo a los paleomagnetistas
calcular los movimientos pasados de los continentes y de los fondos oceánicos como consecuencia de la tectónica de
placas.
La
región por encima de la ionosfera, ampliación de varias decenas de miles de
kilómetros en el espacio, es llamada la magnetósfera. Esta región protege a la Tierra de la dañina radiación ultravioleta y de los rayos cósmicos; al mismo tiempo, la orientación
de las rocas en las dorsales oceánicas, la magnetorrecepción de
algunos animales y la orientación de las personas mediante brújulas, son
posibles gracias a la existencia del campo magnético terrestre.
La ubicación del Polo Norte Magnético
es diferente a la ubicación del Polo Norte Geográfico; en la actualidad, el
polo norte magnético se encuentra a 1.800 kilómetros del polo norte geográfico.
En consecuencia, una brújula no apunta exactamente hacia el norte geográfico
lo hace en dirección el norte magnético; la diferencia, medida en grados,
se denomina declinación
magnética; esta declinación magnética depende del lugar de
observación, por ejemplo en el año 2006, Madrid (España) registraba estar aproximadamente a 3º al oeste.
El polo Norte magnético se está desplazando desde la zona norte de Alaska en dirección hacia Siberia a unos
40 Km
por año.
En
diciembre del año 2003 la NASA
informó que el científico Larry Newitt del Geological Survey of Canada había
realizado un intenso trabajo con el propósito de capturar la actual ubicación
del norte magnético de la
Tierra.
Arriba: El
movimiento del polo norte Magnético de la Tierra a través del ártico canadiense desde 1831
hasta el 2001. Crédito: Geological Survey of Canada]
Durante el siglo XX, el
polo siguió moviéndose en dirección norte a una velocidad de 10 km por año, que según
Newitt últimamente se ha acelerando "hasta
40 km
anuales"; a este ritmo, abandonará Norte América en busca de Siberia
en unas pocas décadas.
El
trabajo de Newitt consiste en seguir las huellas del polo norte magnético. "Normalmente salimos y comprobamos su
localización una vez cada pocos años", comenta. "Tendremos que hacer viajes más a menudo ahora que se está
moviendo tan rápido".
El
campo magnético de la Tierra
también está sufriendo otro tipo de cambios: las agujas de las brújulas en
África, por ejemplo, oscilan casi un grado por década. Y globalmente el campo
magnético se ha debilitado un 10% desde el siglo XIX. Cuando los científicos
mencionaron esta anomalía en una convención de la Unión Geofísica
Americana, muchos periódicos lo anunciaron en sus columnas. Un titular típico
fue: "¿Está muriendo el campo
magnético terrestre?"
"Probablemente
no; por muy extraños que nos parezcan estos cambios son moderados si los comparamos con los acaecidos en el
pasado en el campo magnético terrestre", afirma el profesor de la Universidad de
California Gary Glatzmaier.
Algunas
veces el campo se invierte por completo. El polo norte y el sur intercambian
sus puestos. Semejantes inversiones, están registradas en el magnetismo de
antiguas rocas, son impredecibles. Vienen en intervalos irregulares,
aproximadamente una vez cada 300.000 años; el último, como ya se ha señalado, tuvo
lugar hace 780.000 años.
Arriba Las varas magnéticas en los alrededores de las crestas
centro-oceánicas revelan la historia del campo magnético de la Tierra desde hace millones
de años. El estudio del pasado magnético de la Tierra recibe el nombre de
paleo-magnetismo. Crédito de la imagen: USGS
Este
evento geológico corresponde a la última reversión, la cual ha sido llamada la Reversión de Brunhes-Matuyama, en honor a los físicos Bernard Brunhes y
Motonori Matuyama.
Bernard Brunhes [1867-1910]
fue un geofísico francés conocido
por su obra pionera en paleomagnetismo, en especial, por su descubrimiento en
1906 de la reversión magnética.
Motonori Matuyama
[25.octubre.1884 – 27.enero.1958] geofísico japonés fue el primero en
sospechar que el campo magnético de la Tierra había sufrido reversiones en el pasado.
La Reversión Brunhes-Matuyama es un evento
geológico que ocurrió aproximadamente hace 780.000 años, cuando el campo
magnético terrestre hizo su última inversión magnética. Esta reversión lleva
varios milenios.
Su
aparente duración, en cualquier
localidad, varía de 1.200
a 10.000 años dependiendo de la latitud geomagnética y
de los efectos locales de los componentes no dípolo del campo terrestre durante
la transición. Este evento es útil porque permite datar muestras de sedimentos
oceánicos y el vulcanismo eruptivo.
¿Se
aproxima un nuevo cambio? Nadie lo sabe.
Según
Gary Glatzmaier, la atenuación actual
del 10% no implica que la inversión de los polos sea inminente. "El campo se incrementa o decrece en
todo momento", afirma. "Sabemos
esto gracias a los registros paleo-magnéticos". El campo magnético
terrestre actual es, de hecho, mucho mayor de lo normal. El momento dipolar,
una medida de la intensidad del campo magnético, es ahora de 8 × 1022 amperios × m2. Eso es el doble de la media del
último millón de años, que es de 4× 1022 amperios × m2.
Para
entender lo que está sucediendo, dice Glatzmaier, debemos hacer un viaje hacia
el centro de la Tierra,
allí donde se produce el campo magnético.
En
el núcleo de nuestro planeta existe una bola de hierro sólido, a una
temperatura aproximadamente igual de caliente a la superficie del sol. Los
investigadores lo llaman el "núcleo interno". Realmente es un mundo
en el interior de otro mundo. El núcleo interior tiene un tamaño del 70% de la
luna. Gira con período propio, que es de 0,2º grados de longitud más rápido que
el de la superficie de la
Tierra, y cuenta con su propio océano: una capa muy profunda
de hierro líquido conocido como el "núcleo externo".
Derecha: Diagrama
esquemático del interior de la
Tierra. El núcleo externo es la fuente del campo magnético.Crédito imagen: NASA
El
campo magnético de la Tierra
se origina en este océano de hierro, el cual es un fluido conductor de la
electricidad en constante movimiento. Descansando sobre el caliente núcleo
interior, el núcleo externo líquido se agita furioso como el agua sobre una
sartén al fuego. El núcleo exterior sufre también "huracanes" -
remolinos generados por las fuerzas de Coriolis debido a la rotación terrestre.
Estos complejos movimientos generan el magnetismo de nuestro planeta a través
de un proceso llamado efecto dínamo.
Utilizando
las ecuaciones de la magnetohidrodinámica, rama de la física que se ocupa de
los fluidos conductores y los campos magnéticos, Glatzmaier y su colega Paul
Roberts han creado un modelo del interior de la Tierra en un
supercomputador. El software que han creado calienta el núcleo interno,
removiendo el océano metálico que flota sobre él, y después calculan el campo
magnético resultante. Ejecutan el programa simulando el proceso a lo largo de
miles de años y observan lo que sucede.
Los
resultados reflejan lo que realmente ocurre en la Tierra: el campo magnético
crece y decrece, los polos se mueven, y ocasionalmente se alternan. Han aprendido
que el cambio es normal y que no debe extrañarnos. La fuente del campo, el
núcleo exterior está, de por si, furiosa, arremolinada y turbulenta. Los
cambios detectados en la superficie del planeta son un signo de esa turbulencia
interior.
Se
ha aprendido también que sucede durante una inversión en la polaridad
magnética. La inversión tarda unos pocos miles de años en completarse y
durante ese tiempo -- contrario a la creencia popular -- el campo magnético
no desaparece. "En realidad es
más complicado", dice Glatzmaier. Las líneas de fuerza magnética en
las proximidades de la superficie terrestre se enroscan y se enmarañan y los
polos magnéticos aparecen inesperadamente en lugares poco acostumbrados. El
polo sur magnético podría emerger en África, por ejemplo, o el polo norte
podría surgir en Tahití; extraño, pero aún así, sigue siendo un campo magnético
planetario, y sigue protegiéndonos de la radiación espacial y de las
tormentas solares.

Arriba: Modelos del campo magnético de la Tierra realizados con un
supercomputador. El de la izquierda es un campo magnético dipolar normal,
típico de los largos períodos entre las inversiones en la polaridad. El de la
derecha es la clase de complicado campo magnético que muestra la Tierra durante los trastornos
de una inversión. Crédito Gary Glatzmaier
En
la actualidad, el cambio de los polos terrestres es noticia adosada al tema de diciembre de 2012,
haciéndola ver como algo extraordinario de índole fatalista. Insinúa que el
cambio de los polos sería violento con nefastas consecuencias en los seres
humanos. Por los estudios efectuados, el polo geográfico es diferente al polo
magnético, y aún cuando cambiara, siempre nuestro planeta contará con un
campo magnético que nos protegerá de la radiación espacial y solar.
Para
apoyar las teorías alarmistas, se incluye al Sol, el cual habiendo cumplido 11
años de su mayor actividad anterior, nuevamente muestra el inicio de un nuevo
ciclo, el cual es monitoreado mediante el programa Clima Espacial de la NASA, que mantiene un
registro de su comportamiento diariamente.
Ahora
conocemos con anterioridad, las eyecciones de masa coronal (CME) que el Sol lanza y
que solo algunas vienen en dirección a la Tierra; estas provocan fascinantes auroras en las
zonas árticas y antárticas
Inversión
magnética de los polos Imagen artística
La
historia humana moderna, no ha registrado aún un suceso de tal dimensión, pero
los análisis científicos que han estudiado la orientación magnética y el ligero
magnetismo resultante de las rocas situadas en estratos formados en períodos
geológicos distintos, han permitido la elaboración de mapas del campo magnético
terrestre en diversas eras; estos mapas muestran que ha habido épocas en que el
campo magnético se ha reducido a cero para luego invertirse.
Durante
los últimos cinco millones de años se han efectuado más de veinte inversiones,
la más reciente ocurrió hace unos 780.000 años, otras han ocurrido hace 870.000
y 950.000 años.
No
se puede predecir cuando ocurrirá la siguiente inversión, la secuencia es
irregular; ciertas mediciones recientes muestran una reducción del 5% de la intensidad del campo magnético en los
últimos 100 años, lo que permite estimar que el campo magnético terrestre,
aproximadamente desaparecerá dentro de
unos 1.500 años.
La
difusión de una noticia científica, lamentablemente no es atractiva para los
medios de comunicación, excepto si ella va
adjunta al tema de
interpretaciones
relacionadas con profecías, tanto de
índole religioso como seudo científicas, que ocurrirá en fecha determinada.
Un
cambio brusco de los polos no es factible, la naturaleza procede en forma
diferente, los seres humanos existen en una ínfima parte del tiempo planetario, y el miedo a lo desconocido, les
hace creer que los eventos serán de inmediato.
La
humanidad podrá sufrir su término prematuramente si sigue produciendo su propio Apocalipsis.
Tiene que adoptar energías limpias que permitan limpiar la atmósfera eliminando
la contaminación y terminar con la tala de selvas y bosques; de mantener el
ritmo actual de contaminación, accidental o voluntariamente, la humanidad podrá
provocar su propio fin en un período de solo unos 100 a 200 años.
Fuente:
Nasa/Wikipedia/jalaparevealed.wordpress/Rees-Hawking/Space
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