viernes, 18 de diciembre de 2015

ACUERDO DE PARÍS – COP21


La Cumbre del Clima en París – COP21 – aprobó el 13 de diciembre de 2015 el primer acuerdo universal  de lucha contra el Cambio Climático, en el cual, países desarrollados  y en vías de desarrollo se han comprometido de manera histórica, a transitar de manera conjunta hacia una economía baja en carbono.

El acuerdo global alcanzado en la Cumbre del Clima bautizado como el Acuerdo de París, es un paso gigantesco que se ha dado para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero.
La propuesta fue aceptada por los 196 representantes, presentes en las conversaciones del plenario.

Pero ¿Es un acuerdo ambicioso o se trata de un solo tratado más? Teresa Ribera, Directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRi) de París asegura que: “Es una equilibrada propuesta y lo más ambiciosa que ha sido posible, teniendo en cuenta la dificultad de satisfacer los puntos polémicos para cada delegación”,

Por supuesto que los matices se han perdido y los aspectos que le daban robustez al acuerdo, pero en líneas generales el texto contiene todos los elementos necesarios para abordar en el futuro, en  forma ambiciosa y revisable, la reducción de las emisiones de  los gases de efecto invernadero.

El texto aprobado supone moverse dentro de un marco legal y da una clara señal a la comunidad internacional y a los mercados, sobre lo que le viene al mundo en los próximos años. Esto activará en forma clara, el proceso de reducción de las emisiones cuya primera valoración de donde estamos en el año 2019 se efectuará en 2020, atendiendo en ése momento a la “mejor ciencia disponible” que permita poner en marcha los instrumentos de financiación necesarios para el “desarrollo sostenible” del planeta logrando poner el esfuerzo en la “erradicación de la pobreza”.
Lo concreto  es que el texto hace referencia al fondo climático de  cien mil millones  de dólares que los países desarrollados movilizarán desde el año 2020, el cual  deberá ser revisado  para un eventual aumento antes del año 2025.
Pero también contiene aspectos que hacen que el acuerdo sea más débil de lo que parecía en los borradores anteriores; por ejemplo, la referencia a las aportaciones voluntarias de los países emergentes al fondo climático o a la necesidad de alcanzar el pico de emisiones de cada país ·lo antes posible”. Además, el documento no habla ya de neutralidad del carbono como en el último borrador y mucho menos de  la descarbonización de la economía, una fuente reivindicativa de los grupos ecologistas y partidos verdes que se han opuesto frontalmente los países productores de petróleo liderados por Arabia Saudí.

Para lograr este acuerdo, que marca el inicio de un nuevo modelo de desarrollo, hicieron falta 21 años de cumbres del clima y 12 meses de los más intensos esfuerzos diplomáticos que se hayan hecho en la historia.

Estos puntos, entre otros, han sido interpretados por científicos y ONGs como un movimiento hacia la inconsistencia, ya que el texto marca un claro objetivo de retener el aumento de la temperatura global “bien por debajo de los 2ºC”, y de realizar esfuerzos globales para tratar de acercar dicho aumento, en lo posible, a 1,5ºC pero no marca en modo alguno la senda que se necesita para lograrlo. “De cerrarse el acuerdo, el compromiso sellado en París, supone un punto histórico de inflexión que sienta las bases del cambio de rumbo hacia las energías cien por ciento limpias que el mundo quiere y el mundo quiere y el planeta necesita”, asegura Emma Ruby-Sachs directora  ejecutiva en  funciones de Avaaz, al conocer el borrador que finalmente ha sido aprobado.
Para el director de Greenpeace Internacional Kumi Naidoo, este acuerdo “Pone a la industria de los combustibles fósiles en el lado negativo de la historia”.

“Cuando vinimos a París, el objetivo de limitar el aumento de temperatura a 2ºC ni siquiera estaba en el texto, y hoy, estamos hablando de que cita una voluntad de trabajar para avanzar hacia un límite de 1,5ºC para el año 2100”, asegura en rueda de prensa celebrada en la cumbre, la Ministra del Medio Ambiente de España, Isabel García Tejerina.
Para el sector empresarial, también es un buen acuerdo: “Para las Empresas, el texto es muy positivo porque da una señal muy clara a la inversión en el largo plazo con un objetivo muy ambicioso de 2ºC e incluso, bajándolo a 1,5ºC”, aseguran fuentes del Consejo Mundial de los Negocios para el Desarrollo  Sostenible que aúna a más de 150 empresas multinacionales.

En resumen: Los países se han comprometido a llevar a cabo todos los esfuerzos necesarios para que no rebase los 1,5ºC  evitando en esta forma  el impacto catastrófico del cambio climático. Pero en realidad este compromiso  de esfuerzo no indica cómo se  enfrentará a la naturaleza, la cual no está sujeta  a un calendario que espera logros en determinados años. La naturaleza  actúa en forma exponencial, y a medida que su velocidad aumente, aún cuando no lo pareciera, frenar  su velocidad no es determinando una fecha  para alcanzar eventuales metas que la naturaleza tendría que acater.
Además, los países en desarrollo, tendrán que adquirir nuevas  tecnologías para enfrentar este reto, y los que la ofrecerán son los países desarrollado, se vislumbra un buen negocio,

Fuente: El Mundo / El Tribuno / et al. 

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