jueves, 21 de abril de 2011

CIENCIA Y RELIGIÓN


En ocasiones, se hace el comentario que la ciencia y la religión están en posiciones contrapuestas. No es correcto este pensamiento; la religión y la ciencia, aún cuando en la edad del oscurantismo estaban disociadas, en la actualidad su acercamiento y trabajo en conjunto ha logrado una complementación mutua de ambos.

En su momento, Albert Einstein dijo: “La Ciencia es muda sin la religión; la Religión es ciega sin la Ciencia”

Más delante, el Papa Juan Pablo II, probablemente, el primer Pontífice de la Iglesia Católica que percibió la paradoja de situaciones científicas con la religión, expresó en 1987, en ocasión del tercer centenario de la publicación de los “Principia Matemathica Philosophiae Naturalis del físico y teólogo heterodoxo Isaac Newton: “La Ciencia puede purificar a la religión del error y de la superstición; la Religión puede purificar a la Ciencia de idolatría y falsos absolutos. Cada una puede atraer a la otra, a un mundo más amplio, un mundo donde ambas puedan florecer. Es preciso alentar y alimentar los misterios integradores”.

Posteriormente, en 1992, anunció que la Iglesia Católica se equivocó al condenar el trabajo de Galileo que probó que el trabajo de Copérnico era válido, principalmente que los planetas giran alrededor del Sol y no de la Tierra.

En 1981 el Observatorio del Vaticano, fundó un centro de investigación llamada Vatican Observatory Research Group (VORG) en Tucson, Arizona; construyendo un observatorio en el Monte Graham (Arizona) cuya construcción concluyó en 1993. Es un observatorio óptico infrarrojo con un espejo primario de 2 metros. Sus programas se desarrollan en colaboración con muchas entidades internacionales entre ellas Chile, contribuyendo en la búsqueda de exoplanetas que tengan posibilidad de sostener vida.

Aún cuando los caminos puedan considerarse diferentes, la religión y la ciencia deben conservar sus diferentes características y su propia autonomía, dando testimonio en cuanto a ayudarse ante dimensiones distintas de una cultura humana común.